Y resulta que un día te levantas con los retortijones del chino que añoche te intentó envenenar con su ¿cerdo agridulce?. Y has discutido con tu novia. Y los peces endémicos de tu acuario del Tanganyika amanecen muertos vete a saber por qué. Y llegas tarde al tajo. Y piensas que probablemente si todo se va al carajo igual hasta te hacen un favor. Y entonces traspasas la Puerta 27 y entras en otra dimensión. Porque sabes que esta va a ser una noche con más magia que Harry Poter y todo su puto colegio de niños magos abriendo los regalos de navidad. Y te sientes en la cima del universo conocido, donde no llegan ni los chinos homicidas, ni las broncas, ni los peces que flotan bocaarriba. Y esa es la paradoja y a la vez la grandeza que nunca entenderán los que solo ven ceros y peinados imposibles en el juego de la pelota.
Y esta noche la prensa y los programas de la tele hablarán de la entrevista de algún galáctico a algún periódico de algún exótico país, o del nuevo descubrimiento del fútbol por parte de Zizou, o de si Neymar Jr. toma cuajada o es más de postre casero. Porque esa es su movida. Porque no tienen ni puta idea. Porque son tan pobres que solo tienen dinero.
Pero no nos engañan. No importa lo que nos vendan. Solo lo que no pueden comprar.
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